Un semestre de Antro-Diseño

<ESP> Al pedir que me explicaran de que se trataba el curso Antro-Diseño, siempre me daban la misma respuesta: es como la fase de empatía del curso Desafíos de la Ingeniería, pero el curso entero dedicado a eso. Yo lo veía como simplemente un curso más de la malla… hasta que empecé a hablar con compañeros mayores de la especialidad. Me amenazaron que era uno de los ramos más difíciles del major y que iba a requerir mucho más tiempo de lo que yo esperaba. ¡Tenían la razón! Fue difícil, pero al mismo tiempo aprendí mucho más de lo que esperaba. No sólo como alumno, sino que como miembro de grupo y persona.

En el primer mes del curso, antes de formar los equipos de trabajo, admito que el curso no me convencía. La profesora era estricta, y el “crash course”, un curso express de metodologías de investigación cualitativa, se sentía muy superficial y no le veía el sentido. Durante este mes, también hubo bastante anticipación por la formación de grupos. En lo personal, yo venía con cierto “trauma” de el ramo anterior, Pensamiento Visual, ya que tuve un grupo en el cuál no encajé mucho y tuve que hacer la mayoría yo (no me quejo eso si, ¡aprendí mucho!). Eso me pasó por querer formar un grupo “bueno” y evitar trabajar con conocidos, así que decidí aprender de mis errores esta vez. Mi objetivo no era formar el mejor equipo de la vida, sino ser parte de un grupo en el cuál sería agradable trabajar.

Finalmente, quedé con una sola conocida en mi grupo, pero los otros integrantes se veían simpáticos. Sentía en ese momento que iba a ser un grupo muy agradable. Resultó ser cierto, pero no sólo eso, sino que además de ser muy agradable era muy bueno para trabajar. Aprecié el hecho que todos tenían ánimo y motivación para trabajar, y se notaba que querían estar en el curso, no que estaban haciendo los trabajos sólo para pasar el curso. Este ánimo me ayudó mucho a seguir trabajando cuando andaba poco motivado personalmente, así que lo agradezco mucho. Todos los integrantes del grupo eran habilosos a su manera, más en algunas áreas en que otras, pero nadie era inútil. Si le pedías algo a alguien, sabías que podías confiar en el/ella, y cuando a ti te tocaba hacer una parte, el resto te apoyaba para que no te quedaras pegado y que no te llevaras todo el trabajo. Creo que mi única queja no es en contra del grupo en si sino que contra mi suerte; tuve mucha suerte para que me tocará un grupo bueno como este, y no se si tendré un grupo igual de bueno en el futuro cercano.

Aunque esto era un curso de “investigación etnográfica aplicada” creo que lo que me servirá para la vida, más que las técnicas y proceso de investigación, son las habilidades blandas de trabajo en equipo que desarrollé durante el curso.

En primer lugar, practiqué mucho salir de mi zona de comfort. Ir a lugares nuevos de Santiago, entrevistar expertos, y hablar con gente desconocida en la calle eran todos cosas que me daban un poco de nervios antes de hacerlos, pero ahora que lo hice, los siento menos intimidantes y podría hacerlos de nuevo.

Lo segundo que practiqué mucho en este curso era discutir ideas con mi grupo. Por lo general, encontraba que discutir ideas era siempre un proceso engorroso, ya que, aunque yo tenía mis ideas claro en mi cabeza, era difícil lograr que quedaran claras en las cabeza de otra gente, por lo que tendía a evitar tener que discutirlas en lo posible. Sin embargo, durante el transcurso del curso, la discusión no se podía evitar. Tuvimos que hablar mucho sobre nuestro entendimiento del problema y la información que recolectábamos para poder redactar el reporte. Efectivamente era difícil y tomaba mucho tiempo, pero cuando lográbamos estar todos en la misma página se unificaba de mejor manera nuestro trabajo y podíamos ayudarnos mutuamente mucho más fácilmente.

La última habilidad blanda que desarrollé en el curso fue no apegarme a mi trabajo, en lo particular lo visual. Tengo mucho costumbre de trabajar sólo, y por lo tanto estoy acostumbrado a, una vez satisfecho con una parte del trabajo, dejarlo y no tocarlo más. Me pasó mucho durante el curso que hacía un gráfico y un diagrama que, en mi opinión personal, había quedado bonito, pero que me pedían que cambiara. Lo otro que pasaba era que yo le entregaba mi trabajo terminado a otro integrante del grupo y, al ver el resultado final, me daba cuenta que le había modificado varios detalles al mio. Al principio me molestaba por estas cosas, pero con el tiempo me acostumbré y acepté que, a través de este proceso, el trabajo final logra ser mejor y más cohesivo.

Creo que mi única queja sobre el trabajo del semestre, aunque en verdad no es algo malo necesariamente, es que como integrantes del grupo nunca nos especializamos en una tarea. Habían otros grupos en que se dividan la redacción y la parte visual del trabajo, y siento que eso ayudaba a crear un mejor trabajo. Sin embargo, agradezco que, al no especializarme en nada, pude hacer un poco de todo. Esto significa un aprendizaje menos profundo pero más amplio, lo que siento que es útil en esta etapa de mi desarrollo.

Pensamiento Visual fue un curso dónde decidí que, aunque no tenía un grupo bueno, me iba a quedar en la especialidad de Ingeniería, Diseño y Innovación porque disfrutaba mucho el trabajo. Estoy feliz y muy agradecido de que en Antro-Diseño no sólo pude disfrutar el trabajo, sino que tuve también la experiencia de trabajar con un buen y muy agradable equipo.

Eso si… ahora necesito descansar.

Leave a comment